José Martí y Simón Rodríguez, los padres de la Pedagogía Latinoamericana.

 

En primer lugar decir que para mi ha sido un gran descubrimiento y placer acercarme a estos dos autores ya que solo los conocía por el nombre y escasas referencias. Me sorprendió mucho lo adelantado de su pensamiento. Plantearon en el siglo XIX, ideas que todavía en el siglo XXI están luchando por ser aceptadas. 

 

En cuanto a las preguntas disparadoras:

 

¿Cuál es la relación con la comunidad que plantean los autores?

 

Creo que lo principal de estos autores, y por eso podemos considerarlos como pedagogos latinoamericanos, es que marcan claramente una singularidad del pueblo latinoamericano. 

 

Lo diferencian de otros pueblos, sobre todo de Europa, que es nuestro conquistador histórico, no sólo económicamente sino culturalmente. En esto, el análisis de Enrique Dussel es esclarecedor. La historia del pensamiento, la historia de la filosofía, ha sido escrita desde un punto de vista eurocéntrico. Y en América Latina hemos repetido ese eurocentrismo sin tener en cuenta nuestra particularidad. 

 

En este sentido Martí y Rodríguez tienen en claro que nuestro pueblo tiene que ser educado. Pero ese sujeto de la educación son los negros, los indígenas, los campesinos, los pobres, los marginados. Es decir, su sujeto de la educación, es el sujeto que la mirada eurocéntrica a negado como sujeto. 

 

¿Cuál es la relación entre educación y trabajo?

 

Esto me ha sorprendido de los dos autores. Tienen una idea clara de que la educación debe contribuir al trabajo, pero no para que el indígena, el negro, el pobre se transforme en un operario eficiente de la fábrica y pueda ser correctamente explotado. 

 

Su idea está en relación con el campesino y con un reparto de la tierra que dé oportunidades de desarrollo a todos por igual. 

 

Martí propone enseñar en el campo. No en un aula encerrados aprendiendo formulas. Enseñar cultivando. Porque enseñar es cultivar. Y la América Latina que a ellos les tocó vivir, era de campesinos e indígenas. A ellos hay que educar.

También plantea que todas las escuelas deben tener talleres anexos y estar situadas en contextos rurales. 

 

Para Simón Rodríguez, la educación necesariamente debe estar relacionada con el mundo del trabajo, propone fábricas dentro de las escuelas. Y dos grandes líneas de acción: Educación Popular y Colonización de las tierras por los propios.

 

Sin duda que su pensamiento era adelantado a su tiempo. 

 

En cuanto a movimientos latinoamericanos que compartían estas ideas, rescato al Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo que planteó desde Argentina una “Teología de la Liberación” que tenía mucho que ver con el planteo de Enrique Dussel y con las ideas emancipadoras de estos autores. 

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